EN UNA CUCHARADA DE SUELO HAY MÁS MICROORGANISMOS QUE HABITANTES EN EL PLANETA

Dra. Dulce Flores-Rentería / Investigadora por México CONACYT - CINEVSTAV Unidad Saltillo

Uno de los recursos más importantes del planeta y que aprovechamos sus servicios sin a veces notarlo, es el suelo, el cual es la fuente directa de alimentos, piensos, combustible, fibras, minerales, materiales de construcción y, además, provee la regulación de distintos ciclos fundamentales para mantener el equilibrio del planeta, como el ciclado de nutrientes, del clima y del agua.

Es el reservorio más importante de carbono, de tal suerte que almacena casi el 40% del carbono de todo el planeta, el doble de las reservas fósiles con las que contamos y tres veces más carbono del que existe en la atmósfera. Al incremento del carbono en la atmósfera en las últimas décadas, se ha asociado como el responsable de cambio climático global, derivado del efecto invernadero.

Cuando pensamos en el suelo podemos imaginar que es un componente inerte sobre el que pisamos y construimos nuestras casas y edificios en los centros urbanos; sin embargo, el suelo es un sistema vivo y dinámico, cuya complejidad estamos empezando a comprender. En el suelo habita al menos una cuarta parte de la biodiversidad mundial. Como ejemplo tenemos que en una cucharada de suelo sano hay más microorganismos que habitantes en el planeta.Tal como pasa en los ecosistemas terrestres en los que la diversidad no se encuentra únicamente en las grandes selvas, sino que otros ecosistemas como los desiertos pueden llegar a ser igual de diversos, y, sobre todo, tener un papel muy importante para los habitantes de estos ecosistemas. El 53% de la superficie del país corresponde a ecosistemas áridos y semiáridos en los que vivimos casi un tercio de la población. Estas zonas se caracterizan por condiciones de temperatura extrema, eventos de precipitación torrencial de corta duración y alta intensidad, con suelos con poco drenaje superficial y un bajo contenido de materia orgánica y, por lo tanto, bajo contenido de nutrientes. A pesar de lo anterior, estas zonas se han caracterizado por su alta productividad agropecuaria, la cual han logrado gracias a la tecnificación de la actividad, 

Nopal en crecimiento con manejo sustentable, fertilización orgánica, riego controlado y manejo convencional. Se el agrega fertilización con urea y riego abundante en el municipio de General Cepeda,Coahuila. Crédito: Gabriela Guillen Cruz.

la sobrexplotación de los mantos acuíferos y la sobre fertilización de los suelos, dando como resultado la degradación de estos. Esta degradación es especialmente importante en las zonas áridas y semiáridas debido a que las características ambientales de los desiertos los vuelve más vulnerables hacia los cambios derivados de la actividad humana.

Como alternativa, en la actualidad, a nivel mundial, se están buscando aquellas prácticas que se puedan implementar para conservar, recuperar y restaurar la sustentabilidad de los suelos. Estas prácticas tienen que desarrollarse como un traje a la medida ya que los procesos del suelo dependen de múltiples factores que impiden tener una estrategia única. Una parte importante en la selección de las prácticas sustentables es la elección de los indicadores del uso sustentable del suelo. Recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mejor conocida como FAO, por sus siglas en inglés, desarrolló una serie de manuales en los que la comunidad científica identificó cuatro principales indicadores del manejo sustentable de los suelos: a) la productividad del suelo, es decir la capacidad del suelo para producir biomasa, indicando el efecto general de las prácticas de manejo sustentable del suelo; b) la cantidad de carbono orgánico del suelo, por su relación directa con la disponibilidad de nutrientes del suelo, la estructura del suelo y la estabilidad de los agregados, la porosidad del suelo, la capacidad de retención de agua y la presencia de macro, meso y microfauna del suelo; c) la densidad aparente del suelo, indicando los cambios en estructura, porosidad y compactación del suelo, mostrando con qué facilidad el agua, aire y raíces puede moverse a través del suelo; y d) la actividad biológica del suelo, como indicador de la vida del suelo, medida por métodos complementarios como respiración del suelo, es decir, la liberación del CO, por parte del metabolismo de las comunidades microbianas del suelo, en conjunto con la determinación de la cantidad o diversidad de dichas comunidades. 

El carbono orgánico del suelo es el principal indicador de su salud y es responsable de muchas funciones y servicios ecosistémicos, además de ser el mayor reservorio terrestre de carbono. El carbono orgánico puede medirse como contenido de materia orgánica en los primeros 30 centímetros del suelo. La cantidad de materia orgánica está estrechamente relacionada con el color del suelo, suelos más oscuros o marrones suelen contener una mayor cantidad de materia orgánica. Una mayor cantidad de carbono se traduce en mejoras en la fertilidad y productividad de los suelos, mejorando al cantidad y calidad de los alimentos producidos, retiene una mayor cantidad de agua, previene la erosión, promueve la degradación de contaminantes, aumenta la resistencia a la sequía y a las inundaciones, aumenta la actividad y la diversidad de las especies en la biota del suelo, contribuye a reducir el calentamiento global al almacenar el carbono atmosférico, uno de los principales responsables del efecto
invernadero, en el suelo.

Si bien es cierto que la cantidad del carbono orgánico en los suelos del desierto suele ser poca, lo cual se intuye por el color blanquecino o rojizo que los caracteriza, esta condición no limita la capacidad de perder el poco carbono que tienen o, en su caso, de incrementarlo. Si bien, las grandes selvas y bosques son los mayores contribuyentes a la regulación del ciclo de carbono en el planeta pues dominan el promedio de carbono que se almacena, capturándose primero por al vegetación para ser posteriormente almacenado en el suelo, es en los desiertos -que cubren un tercio del planeta-, los que definen la variación de este comportamiento. Es decir, en un año la media mundial de captura carbono es muy similar a la cantidad capturada por bosques y selvas, pero si en los desiertos llueve por arriba del promedio, la captura de carbono se incrementa, o si por el contrario hay sequía en el desierto, el promedio de carbono almacenado a nivel mundial desciende. De ahí la importancia de desarrollar prácticas sustentables adecuadas para cada tipo de ecosistema, incluidos los desiertos.

Entre las prácticas agropecuarias que se han identificado como sustentables ya que promueven el incremento del almacén de carbono en el suelo destacan: a) mantener la cobertura del suelo entre cultivos, ya sea aplicando residuos orgánicos, mantener los residuos del cultivo o implementando cultivos de cobertura; b) reducir la labranza, tanto en frecuencia como en intensidad; c) rotar e integrar los sistemas de producción (por ejemplo, cultivo-ganadería, silvo-pastoril, agroforestal), uso de especies mejoradas (como enrajzamiento profundo); d) usar bio-fertilizantes y microorganismos benéficos para el cultivo como micorrizas y bacterias fijadoras de nitrógeno; e) aplicar los fertilizantes de manera equilibrada con métodos, tipos, tasas y tiempos de aplicación adecuados y juiciosos; f) aplicar riego de precisión y eficiente para cada región; g) manejo del ganado que promueva la cobertura vegetal; h) usar especies autóctonas que permitan mantener la diversidad de los ecosistemas y, además, están adaptadas a las condiciones ecológicas locales.

Si bien estas prácticas se deben promover entre los grandes selvas productores, en las áreas urbanas se pueden aplicar muchas de estas prácticas a las áreas verdes de nuestro entorno. Más allá, cada uno de nosotros como consumidores podemos contribuir al preferir productos locales y sustentables, con efectos positivos para nuestra salud y la de nuestro planeta.

 

Referencias
Ahlström, A., M. R. Raupach, G. Schurgers, B.Smith, A.Arneth, M.
Jung, M. Reichstein, J .G .Canadell, P. Friedlingstein, A .K. Jain,
E. Kato, B. Poulter, S .Sitch, B. D. Stocker, N. Viovy, Y. P.Wang, A. Wiltshire, S.Zaehle y N. Zeng (2015).The dominant role of semi-arid ecosystems in the trend and variability of the land CO2 sink. Science, 348(6237): 895.

FAO (2020O) A protocol for measurement, monitoring, reporting and
verification of soil organic carbon in agricultural landscapes - GSOC - MRV Protocol. Rome.

FAO (2020). Recarbonziación de los Suelos del Mundo. Una herramienta para implementar el Programa de Trabajo Conjunto de 
Koronivia. FAO. Rome, Italy, FAO.

FAO-ITPS (2020) Protocol for the assessment of Sustainable Soil Management. Rome, FAO.

Dejar un comentario

Por favor tenga en cuenta que los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados